En llamativo contraste con Gerhard Müller, su predecesor como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el arzobispo Luis Ladaria (Manacor, 1944) es un teólogo riguroso pero al mismo tiempo jovial, que tiene como telón de fondo la alegría del Evangelio incluso ante de los problemas.
Es discreto y esquivo con la prensa porque no le gusta la notoriedad personal sino que las cosas se hagan pronto y bien. Así ha trabajado para sus tres predecesores en el cargo, los cardenales Ratzinger, Levada y Müller.
Ahora le toca llevar las riendas de la Congregación de la Doctrina de la Fe y lo hará, como siempre, escuchando a todos. Hablar con Ladaria es disfrutar de la normalidad, sin tener que medir las palabras y mirar hacia arriba como sucedía con Müller.
Para evitar intrigas, el Vaticano tiene por costumbre no ascender a jefe máximo de un departamento a quien ocupa el cargo «número dos». Francisco lo ha hecho con Ladaria porque es muy competente como teólogo y conoce a fondo la maquinaria de la Congregación. Pero, sobre todo, porque ayudará lealmente al Papa como viene haciendo desde 1992 cuando Juan Pablo II le incorporó a la Comisión Teológica Internacional para trabajar con el entonces prefecto, el cardenal Joseph Ratzinger.
Formación
Luis Ladaria descubrió su vocación cuando estudiaba Derecho, y mantiene el estilo del voluntario unido a una gran preparación teológica. Es doctor en Derecho por la Universidad de Madrid y en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, donde fue profesor de Teología Dogmática y vicerrector de 1986 a 1994. Es Doctor Honoris Causa por la Universidad Pontificia de Salamanca y la Universidad Pontificia Comillas, de Madrid.
Conoce bien el Vaticano, pues empezó a trabajar en 1992 como miembro de la Comisión Teológica Internacional, y lo ha hecho desde 2008 como «número dos» de la Congregación de la Doctrina de la Fe en buena sintonía con los sucesivos prefectos: el americano William Levada y el alemán Gerhard Müller.
(de www.abc.es)