Roma, 12 jun (EFE).- El número de niños que trabajan en la agricultura ascendió hasta los 108 millones en el mundo, impulsado en parte por los conflictos y los desastres naturales, señaló hoy la ONU en el Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
El director general adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Daniel Gustafson afirmó en un acto en Roma que en los últimos años se ha incrementado el trabajo infantil tras una serie de descensos por la intensificación de los conflictos armados, los desastres relacionados con la meteorología y la migración forzada.
"Es probable que los niños que trabajan muchas horas continúen engrosando las filas de los pobres y hambrientos. Como sus familias dependen de su trabajo, esto priva a los niños de la oportunidad de ir a la escuela y les impide obtener empleos decentes e ingresos en el futuro", advirtió.
Gustafson relacionó así el objetivo de erradicar el hambre para 2030 con el de acabar con el trabajo infantil para 2025, como fija la agenda de desarrollo sostenible aprobada por la comunidad internacional en 2015.
Las últimas estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reflejan que se ha pasado de involucrar a 98 millones de niños en las actividades agrícolas en 2012 a un total de 108 millones en 2016, cifra que representa el 71 % de los 152 millones de menores que trabajan a nivel mundial.
El especialista de la OIT Simon Steyne explicó que se trata en su mayoría de un empleo "no remunerado" que comienzan a desempeñar los niños de entre 5 y 7 años de edad en las familias pobres, y que con el tiempo suele volverse "más peligroso".
Ocurre, por ejemplo, cuando trabajan en campos tratados con pesticidas o cargan con mucho peso, por lo que Steyne llamó a investigar más ese tipo de riesgos para una población vulnerable como la infantil y dar respuestas para asegurarles su derecho a la salud.
El experto también instó a completar la educación de estos grupos para evitar que caigan luego en el desempleo o la precariedad, de modo que se sustituya el empleo no pagado por otro cualificado y seguro que sí les genere ingresos.
Bernd Seiffert, técnico de la FAO, agregó que, a diferencia de las pequeñas tareas en el hogar, se debe luchar contra las ocupaciones que interfieran con la educación obligatoria de los niños, incumplan la edad mínima para trabajar y resulten peligrosas o dañinas.
Con el fin de garantizar una transición a un empleo juvenil seguro a partir de los 18 años, Seiffert apuntó que están promoviendo actividades alternativas con métodos biológicos en lugar de usar pesticidas, medidas de protección social o la alimentación escolar. EFE