Efectivamente, la inquietud del Santo Padre se ha visto reflejada en la gran desilusión del pueblo peruano al leer las noticias de estos últimos días, llenas de episodios de corrupción, degrado moral, falsedad, hipocresía y falta de coherencia en las autoridades más altas del país andino.
Episodios que se han concluído con la renuncia del presidente de la república, Pedro Pablo Kuczynski (PKK).
Cuando los peruanos pensaban que ya habían visto todo con los gobiernos anteriores de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, surge un nuevo y penoso episodio en la vida democrática del país.
Es verdad que algo tenía que suceder después que el viernes 15 de diciembre de 2017, el Congreso inició el procedimiento de juicio político al Presidente, bajo investigación por corrupción, por haber recibido sobornos de la empresa brasileña multinacional Odebrecht.(Ver Fides 20/12/2017)
La moción de destitución fue votada por la mayoría de los parlamentarios encabezados por Keiko Fujimori (hija del ex dictador) y acusaba a Kuczynski de ser moralmente incapacitado para gobernar el país.
Luego se supo que para continuar con su mandato concedió el indulto humanitario al expresidente Alberto Fujimori, condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, esta semana la suerte le fue esquiva, se vio obligado a dimitir a la Presidencia de la República, a través de un corto mensaje a la nación, cuando llevaba en el cargo 20 meses. El detalle que lo obligó a la renuncia fue una serie de videos que oportunamente destapó la bancada fujimorista Fuerza Popular (FP), en donde se muestra un intento de compra de votos por parte del Ejecutivo para evitar un nuevo proceso de destitución.
Ayer por la tarde, el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal del Perú, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, OFM, Arzobispo Metropolitano de Trujillo, que aún no cumple ni 15 días en el cargo, se ha visto en la situación de dirigirse a la comunidad peruana para expresar la grande preocupación de la Iglesia Católica.
¿Qué pasa en Perú que cada vez que sale un Presidente lo meten preso?, otra vez la pregunta del Papa.
Y Mons. Cabrejos parece contestar (en el documento de ayer):
"Constatamos un proceso sistémico de corrupción causado por el divorcio entre ética y política, reforzado por ambiciones personales y de grupo, agudizado por la impunidad y maltratado por un sistema que soslaya la justicia".
Esto exige algo más que la simple constatación:
"Hemos llegado a un punto de quiebre político. Un nuevo comienzo exige no solo un cambio de mando sino la recuperación ética y moral del país en todos los niveles, porque los altos niveles de corrupción roban la esperanza, especialmente de los pobres y de los jóvenes".
Por este motivo, el arzobispo de Trujillo, a nombre de todos pide: "Recuperemos los valores éticos y morales que han construido la esencia de nuestra peruanidad".
"En este momento crucial urge poner en primer lugar el Bien Común ante los intereses particulares...Cumplir el deber constitucional de gobernar es una responsabilidad de todos los poderes del Estado. Ninguna autoridad puede sentirse eximida", conclude el testo de los Obispos.
Una cosa es cierta, al futuro presidente le espera una tarea complicada porque el país vive uno de sus momentos más dificiles de su historia política. No será fácil nombrar un nuevo Gabinete ministerial, que será la primera tarea urgente. Luego tendrá que animar positivamente el sector empresarial porque en América Latina la incertidumbre política es un mal indicador para la inversión.
Mientras tanto tendrá que enfrentarse a una ciudadanía que ya muestra su hastío e indignación en las redes sociales; por otro lado, algunas instituciones ya se han manifestado exigiendo la renuncia de todos los políticos.
La pregunta del Papa: ¿Qué pasa en Perú que cada vez que sale un Presidente lo meten preso? esta vez encontrará una respuesta diferente porque el pueblo está cansado de la misma novela que se repite cada cinco años, con el mismo guión de corrupción y sobornos.
Esta vez, casi todos los peruanos, piensan solo una cosa: la historia no puede repetirse.
Carlos Espinoza (Agencia Fides, 23/03/2018)