El fallido intento de darle tramite urgente a la propuesta de ley de la Purísima como patrimonio histórico y el hecho que luego desistieran, debido a la reacción oportuna y contundente de los obispos, es una derrota a la actitud invasiva de un Gobierno que no respeta el carácter laico del Estado nicaragüense.
¿Cuáles pudieron haber sido las razones que llevaron al Gobierno a preparar este proyecto de ley? Algunos opinaban que era para congraciarse con la jerarquía católica, pero también podría hacerse una lectura contraria: la visión autoritaria del Gobierno en su búsqueda por tener el monopolio de las ideas, incluyendo las religiosas.
Otra hipótesis podría ser el mandarle un mensaje claro a los obispos que clamaron justicia ante la muerte de inocentes en La Cruz de Río Grande a manos de miembros del Ejército, de que no se metan donde no deben porque entonces tendrán su medio vuelto, partiendo de la interpretación mecánica del Gobierno de la frase de Jesús: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Dicho en palabras llanas ustedes se meten conmigo yo me meto con ustedes; el mencionado proyecto de ley fue una clara muestra.
Hay que ser demasiado inocente para no darse cuenta que este Gobierno ve en la religión un frente ideológico, y como tal se vuelve un campo en el cual se disputan la apropiación de los símbolos que son vistos por la población como sagrados, para alcanzar el control hegemónico del imaginario social de los devotos.
En este contexto se explica la presencia de los “rezadores”, los árboles de Navidad, las vírgenes en cada rotonda de Managua, los cuales fueron removidos por la protesta de las autoridades de la Iglesia católica. Sin embargo, posteriormente el Gobierno haciendo uso de un sincretismo religioso “sembró” árboles de hojalata recubiertos de miles de bujías, como si en Nicaragua viviésemos en una eterna Navidad. A esto se suma el uso de la figura del cardenal Obando y del lenguaje seudo religioso de quienes ostentan el poder y los ataques al obispo Silvio Báez y a otros obispos.
Será que los estrategas del régimen, que prepararon esta iniciativa, pensaron que podría contribuir a crear fisuras entre los miembros de la jerarquía católica? Si ese fue el propósito, el resultado fue todo lo opuesto, los obispos rechazaron esta propuesta de ley, la cual estaba orientada a convertir la fiesta de la Virgen en patrimonio estatal.
Sin embargo, los obispos tienen que estar vigilantes. Esta vez el Gobierno no lo logró, pero puede volver a intentar esta u otra iniciativa.
Hay una guerra abierta y encubierta contra la Iglesia católica y sus principales figuras, sobre todo con aquellos que denuncian las injusticias y la violación de los derechos humanos, contra los cuales la propaganda oficialista y oficiosa se ensaña.
Los obispos deben estar claros de la importancia de esa unidad monolítica. Ninguna de ellos puede permitir que se les asocie con el régimen, porque estarán debilitando su imagen ante los fieles. Y ese es también un propósito del régimen.
El trámite de urgencia de la aprobación de esta propuesta de ley estaba orientado a impedir que la opinión publica y en especial la Conferencia Episcopal, tuviera tiempo para pronunciarse ante una violación mas de este régimen, que no tuvo siquiera el respeto de preguntarle a los obispos si estaban de acuerdo en que se elaborara esta iniciativa, mostrando con ello un total desprecio a los representantes de la Iglesia católica en Nicaragua y a la feligresía.
Pero la alta jerarquía demostró su cohesión y firmeza a tal punto que al régimen no le quedó otra que retirar la iniciativa de ley.
Melvin Sotelo Avilés
(opinión / www.laprensa.com.ni del 06/12/2017)