"La China necesita ser evangelizada por los chinos y por todas las realidades eclesiales del mundo" (Card. Filoni)
Cardenal Fernando Filoni: “El futuro de Irak nos interpela a todos”
Publicado el 28.10.2016 en VidaNueva.es
Entrevista al prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos
JOSÉ LUIS CELADA | Ingresó en el servicio diplomático de la Santa Sede en 1981. Sri Lanka, Irán, Brasil, Irak o Filipinas fueron algunos de sus destinos, hasta que en 2007 Fernando Filoni (Manduria, 1946) se convirtió en Sustituto de la Secretaría de Estado, el “número tres” vaticano. Desde 2011, el cardenal italiano es prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, responsabilidad que le permite seguir en contacto con las más diversas realidades. La iraquí la conoce bien, como atestigua su libro La Iglesia en Irak (BAC), que vino a presentar a la Universidad Eclesiástica San Dámaso de Madrid. Aprovechando su visita a nuestro país, Vida Nueva charló con él de ese y otros escenarios de la misión de la Iglesia en el mundo.
PREGUNTA.- Fue nuncio en Bagdad, ha visitado varias veces el país como enviado papal… ¿Qué futuro le aguarda a Irak? ¿Y a su minoría cristiana?
RESPUESTA.- Hablar del futuro y de la esperanza exige conocer la historia de esta comunidad cristiana con dos mil años, que ha soportado tremendos sufrimientos, pero que tiene una fe enraizada y profunda que no se ha plegado al dictador o a la violencia de turno.
En mi libro he tratado de describir la historia de la comunidad cristina de Oriente Medio, en concreto de Irak. Lo he escrito para que superemos una visión europeísta y eurocentrista, porque solo cuando se conocen y se comprenden estos dos mil años de historia puede uno preguntarse por su futuro. Sería de una enorme pobreza perder esta comunidad, tanto desde un punto de vista religioso como cultural. El futuro no es solo el de estas personas y su derecho a permanecer en su tierra, sino que nos interpela a todos. Son mis hermanos. Y el futuro también debo garantizárselo yo, construirlo yo. El futuro es posible si nosotros también lo construimos.
P.- Pero, ¿por dónde empezar en medio de tanta destrucción?
R.- Primero, no hay futuro sin paz. Es fundamental que todos –a nivel social, político, militar…– piensen en términos de paz, no de contraposición. No se pueden usar riquezas como el petróleo para reforzarse militarmente, que era la mentalidad de Saddam Hussein. Y después es preciso ayudarles. Si estamos en un país de mayoría islámica, no se puede pensar que quien tiene mayoría debe tolerar a las minorías. Es un concepto caduco. Hoy se necesita pensar en términos de derechos. Cualquier persona tiene el derecho a vivir en paz y desarrollarse en su tierra, ya sea cristiano, musulmán, yazidí, mandeo, ortodoxo… Para un Estado es fundamental que uno sea ciudadano. Si no cambiamos esto, estaremos hablando siempre en términos de alianzas, de luchas, de opresión… Y debemos hacerlo a nivel político, militar y también religioso, cristiano o musulmán.
P.- Su trabajo en la Secretaría de Estado le permitió seguir la realidad de muchos otros países, entre ellos, China. ¿Está cerca el establecimiento de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Pekín? ¿Veremos pronto un viaje de Francisco?
R.- China es, en cierto sentido, un continente, y no puede quedar fuera de la atención de la Iglesia, que es universal. Y necesita ser –por decirlo de algún modo– evangelizada por los chinos y por todas las realidades eclesiales del mundo. Hay que superar aquello de que China es para los chinos. Esto no es posible en el mundo moderno. Basta ver la economía, las migraciones, las leyes… No es posible tener en cuenta solo la nacionalidad, también a nivel religioso. La experiencia de la Iglesia en China es importante para nosotros, como lo es que llevemos nuestro testimonio al país. Y la Santa Sede no es indiferente. Trabajamos para que se establezcan relaciones. No es fácil, es complejo. La historia, la cultura, los sufrimientos, las divisiones, las incomprensiones… están ahí, y debemos superarlo. Puedo garantizar –no solo yo, sino el Papa y el secretario de Estado– que estamos trabajando para ello. No podemos decir si hoy, mañana o pasado mañana, pero estamos trabajando muy seriamente en ello.
Publicado en el número 3.009 de Vida Nueva