Abril 12, 2016
“Son hechos profundamente dolorosos que han conmovido a todos los habitantes de La Araucanía, incluido el pueblo mapuche”. Así parte la conversación que en exclusiva sostuvo el arzobispo de la Diócesis de Temuco, monseñor Héctor Vargas con El Demócrata. Para Vargas, el tema de fondo va más allá de las 5 iglesias quemadas durante las últimas semanas: “Se debe dar respuesta a las demandas del pueblo mapuche”, enfatiza.
Agrega que tras los atentados queda claro que el tema de fondo no son los ataques incendiarios, sino que “se debe dar respuestas a las demandas del pueblo mapuche”. En opinión de monseñor Vera quienes ejecutan estos ataques son grupos violentos, que no respetan la institucionalidad tradicional, incluida la del mismo pueblo mapuche. “Con estas acciones buscan conseguir lo que el Estado les adeuda y nosotros podemos coincidir en algunos puntos, ¿qué duda cabe que el pueblo mapuche ha sido víctima de abandono, exclusión, pobreza y despojo? Pero la violencia sólo empaña estas legítimas demandas“, enfatiza.
Monseñor Vargas explica que en La Araucanía existe un rechazo transversal a la violencia: desde el Gobierno, empresarios, y otros gremios, hacia la violencia. “Los templos quemados están ubicados en comunidades mapuche, incluso fueron construidos y levantados por ellos mismos. Sus integrantes, como por ejemplo los loncos, son los primeros animadores de las comunidades: realizan catecismo, son misioneros, sacerdotes. La gente está muy dolida y atemorizada. Estos ataques no sólo afectan a la Iglesia, sino a las mismas comunidades que allí participan”, explica.
El obispo aclara que quienes ejecutaron los atentados no los representan ni en su espíritu, cultura, ni valores porque “el pueblo mapuche es profundamente religioso”. Aclara que uno de los contenidos más importantes de su cosmovisión es el respeto por la vida, y el buen vivir, la convivencia pacífica. “Todo lo que ha ocurrido no representa su identidad“, afirma monseñor.
Respecto al apoyo que ha recibido el Obispado de Temuco tras los incendios, Vargas explica que están en contacto permanente con el Gobierno Regional, y además han recibido la solidaridad de distintos gremios y particulares que se han ofrecido para levantar las capillas destruidas.
Solución desde la sociedad civil
El Obispo de la Diócesis de Temuco tiene confianza en que el diálogo permitirá encontrar una solución al conflicto en La Araucanía. A través de una mesa donde participen distintos sectores y que ayuden a levantar propuestas que no nazcan del mundo político, sino desde la “base social misma” y que el Gobierno pueda llevar adelante. “Mucha gente quiere aportar en esta mesa, tienen una palabra qué decir, todos quieren que esto se termine y sienten que la paz se va a conseguir a través de la justicia“, explica el sacerdote.
Un mundo donde la violencia es legitimada
Para monseñor Vargas estos hechos de violencia sirven como “remezón” para que una sociedad que ha perdido la espiritualidad, fraternidad, capacidad de reconciliación y de dar lo mejor de sí, despierte. “Nos hemos convertido en una sociedad muy agresiva y hemos despreciado y dejado de lado, muchas veces por razones ideológicas, valores fundamentales basados en la cultura cristiana”, agrega el líder de la Iglesia en Temuco.
Y agrega que ante este escenario, hoy el Estado está preocupado de una Ley de Aborto en 3 causales. “¿Hay algo más violento que atentar contra la vida de un inocente y sin capacidad de defenderse? No podemos esperar que si la autoridad hace esto, los demás no atenten contra la vida de otras maneras”, concluye.
(tomado de www.eldemocrata.cl)
“Son hechos profundamente dolorosos que han conmovido a todos los habitantes de La Araucanía, incluido el pueblo mapuche”. Así parte la conversación que en exclusiva sostuvo el arzobispo de la Diócesis de Temuco, monseñor Héctor Vargas con El Demócrata. Para Vargas, el tema de fondo va más allá de las 5 iglesias quemadas durante las últimas semanas: “Se debe dar respuesta a las demandas del pueblo mapuche”, enfatiza.
Agrega que tras los atentados queda claro que el tema de fondo no son los ataques incendiarios, sino que “se debe dar respuestas a las demandas del pueblo mapuche”. En opinión de monseñor Vera quienes ejecutan estos ataques son grupos violentos, que no respetan la institucionalidad tradicional, incluida la del mismo pueblo mapuche. “Con estas acciones buscan conseguir lo que el Estado les adeuda y nosotros podemos coincidir en algunos puntos, ¿qué duda cabe que el pueblo mapuche ha sido víctima de abandono, exclusión, pobreza y despojo? Pero la violencia sólo empaña estas legítimas demandas“, enfatiza.
Monseñor Vargas explica que en La Araucanía existe un rechazo transversal a la violencia: desde el Gobierno, empresarios, y otros gremios, hacia la violencia. “Los templos quemados están ubicados en comunidades mapuche, incluso fueron construidos y levantados por ellos mismos. Sus integrantes, como por ejemplo los loncos, son los primeros animadores de las comunidades: realizan catecismo, son misioneros, sacerdotes. La gente está muy dolida y atemorizada. Estos ataques no sólo afectan a la Iglesia, sino a las mismas comunidades que allí participan”, explica.
El obispo aclara que quienes ejecutaron los atentados no los representan ni en su espíritu, cultura, ni valores porque “el pueblo mapuche es profundamente religioso”. Aclara que uno de los contenidos más importantes de su cosmovisión es el respeto por la vida, y el buen vivir, la convivencia pacífica. “Todo lo que ha ocurrido no representa su identidad“, afirma monseñor.
Respecto al apoyo que ha recibido el Obispado de Temuco tras los incendios, Vargas explica que están en contacto permanente con el Gobierno Regional, y además han recibido la solidaridad de distintos gremios y particulares que se han ofrecido para levantar las capillas destruidas.
Solución desde la sociedad civil
El Obispo de la Diócesis de Temuco tiene confianza en que el diálogo permitirá encontrar una solución al conflicto en La Araucanía. A través de una mesa donde participen distintos sectores y que ayuden a levantar propuestas que no nazcan del mundo político, sino desde la “base social misma” y que el Gobierno pueda llevar adelante. “Mucha gente quiere aportar en esta mesa, tienen una palabra qué decir, todos quieren que esto se termine y sienten que la paz se va a conseguir a través de la justicia“, explica el sacerdote.
Un mundo donde la violencia es legitimada
Para monseñor Vargas estos hechos de violencia sirven como “remezón” para que una sociedad que ha perdido la espiritualidad, fraternidad, capacidad de reconciliación y de dar lo mejor de sí, despierte. “Nos hemos convertido en una sociedad muy agresiva y hemos despreciado y dejado de lado, muchas veces por razones ideológicas, valores fundamentales basados en la cultura cristiana”, agrega el líder de la Iglesia en Temuco.
Y agrega que ante este escenario, hoy el Estado está preocupado de una Ley de Aborto en 3 causales. “¿Hay algo más violento que atentar contra la vida de un inocente y sin capacidad de defenderse? No podemos esperar que si la autoridad hace esto, los demás no atenten contra la vida de otras maneras”, concluye.
(tomado de www.eldemocrata.cl)