Cervantes y la misericordia

“Aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia. Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna… esto que hasta aquí te he dicho son consejos que han de adornar tu alma”

En el marco de la conmemoración de los 400 años del fallecimiento de Miguel de Cervantes, máximo exponente de la literatura castellana y un declarado cristiano, se encuentran frases en su obra que abiertamente denotan su fe, su amplio conocimiento y sensibilidad sobre el corazón humano, y su afán por promover los valores universales.

En este contexto sobresalen algunas palabras que caen como anillo al dedo en este Jubileo de la Misericordia al que convocó el Papa Francisco, por ejemplo, cuando Don Quijote da consejos a Sancho Panza sobre cómo debe gobernar una ínsula, y que pareciera que fueron dictados por Santa Faustina Kowalska, la vidente polaca del Señor de la Divina Misericordia.

Dice el Quijote: “Aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia. Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna… esto que hasta aquí te he dicho son consejos que han de adornar tu alma”, y así le aconseja que se muestre “piadoso y clemente.”

El Quijote también aconseja: “Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico… si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.”

Sancho Panza, luego, pondrá en práctica algunas obras de misericordia cuando se convierte en gobernador de una ínsula, como el ordenar que se dé dinero a “los pobres de la cárcel”, tras un litigio del cual es juez, sobre el pago de unas apuestas. 

Cervantes, en otros momentos, habla de la caridad: “repártela entre tus criados y los pobres, quiero decir que si has de vestir seis pajes, viste tres y otros tres pobres, y así tendrás pajes para el cielo y para el suelo…”

En sí, el Caballero Andante, Don Quijote de la Mancha, tiene por valores supremos “defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a los huérfanos y a los menesterosos”, y luego señala: “los religiosos, con toda paz y sosiego, piden al cielo el bien en la tierra, pero los caballeros ponemos en ejecución lo que ellos piden, defendiéndola con el valor de nuestros brazos”.

“La honra y las virtudes son adornos del alma sin las cuales el cuerpo, aunque lo sea, no debe parecer hermoso, pues la honestidad es una de las virtudes que al cuerpo y al alma más adornan y hermosean”, dice el Quijote, quien al aconsejar a Sancho Panza para su buen gobierno, pone al principio de su lista el amor y el temor a Dios, como principio de toda sabiduría, y finalmente la máxima: conócete a ti mismo.  

En la obra de Cervantes también están presentes varias citas sobre los sacramentos, en especial el de la Reconciliación o Penitencia, que va de la mano de la misericordia cuando hay sincero arrepentimiento: “Mi profesión –respondió el cura–, es de guardar secreto”, refiriéndose a la Confesión.  Cervantes señala: “sabe que (Dios) está más pronto a perdonar pecados que a permitirlos”, asegura el Caballero Andante, a quien su escudero le responde en algún momento de la novela: “Así lo haré, y que guardaré ese precepto tan bien como el día domingo”.

Este 23 de marzo también se conmemorarán los 400 años de la muerte de William Shakespeare, el máximo exponente de las letras inglesas, quien también hace alusión a la misericordia a través de algunos de sus personajes, en obras como Otelo, cuando movido por infundados celos, él va a estrangular a su mujer: Desdémona, quien cristianamente pide a Dios perdón para él, o en el Mercader de Venecia, en donde el Dux dicta sentencia contra el avaro prestamista, y le dice: “Para que veas, Shylock, cuánto dista tu proceder del nuestro, te perdono la vida antes que tú la solicites”.

Shakespeare también fue bautizado como católico y a su vez bautizó a sus hijos, y todo parece indicar, en su confusa biografía, que fue un opositor a la expansión protestante en Reino Unido, en tiempos de Isabel I de Inglaterra.

(tomado de www.siame.mx)