"La agencia Fides es voz de los que no tienen voz"

Vito del Prete en la conferencia inaugural de las Jornadas de Formación de OMP. Junto a él, junto a monseñor Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Toledo y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones.
Obras Misionales Pontificias 2016

Vito del Prete, director de la agencia internacional misionera Fides
"La agencia Fides es voz de los que no tienen voz"
"No hacemos sociología, ni política: sólo contamos hechos"  I  "Somos una agencia alternativa, nos ocupamos de los asuntos que no entran en los intereses de otros medios"   I   "La agencia destapó el caso de Asia Bibí en Pakistán"   I   "Sin la formación misionera, tenemos el riesgo de convertir a Obras Misionales Pontificias en una ONG"  

La agencia Fides lleva desde 1926 informando sobre el mundo de las misiones. Cuenta con la mayor red de corresponsales del mundo: allí donde hay una parroquia, tiene una fuente de información. Con un fuerte impulso hacia las periferias, la agencia acaba de salir de una reestructuración interna, y estrena nueva web. Su director, Vito del Prete ha participado en las jornadas de formación para empleados y voluntarios que Obras Misionales Pontificias (OMP) organiza anualmente, y que ha congregado a más de 110 personas de 37 diócesis españolas.
26/02/2016
Usted ha afirmado en su conferencia inaugural de las Jornadas que la misión de la Iglesia es algo proclamado por todos, pero que no existe una implicación real. ¿Cómo es eso?
La misión ad gentes, entendida como la misión que se realiza hacia los no cristianos, es celebrada, pero no existe una implicación de toda la Iglesia. Esta misma realidad sucedía en el siglo XX: la evangelización, aun siendo algo esencial de la Iglesia, se dejaba a unos pocos locos, no se entendía como un problema de toda la Iglesia. Paolo Manna, un misionero en Birmania, después de ver la necesidad de la Evangelización en la misión, se dirigió a los obispos de entonces, para recordarles que son ellos los que tienen el mandato de Cristo de ir y anunciar a todas las gentes. En aquella época, ya existían tres de las cuatro Obras Misionales Pontificias, pero solamente servían para ganar dinero. Este misionero, hoy beato, fundó la Pontificia Unión Misional (PUM), la cuarta y última obra de la institución, que constituye el alma de las otras, y que busca implicar a los obispos, sacerdotes, religiosos -y por consiguiente a todo el pueblo de Dios- en la pasión por la evangelización. La Pontificia Unión Misional se convierte así en el espíritu crítico de la Iglesia, que recuerda al clero y a los laicos que la Misión no es algo opcional, sino esencial en la Iglesia.
La Pontificia Unión Misional depende de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. ¿Qué iniciativas se están llevando a escala internacional para lograr su cometido? ¿Y a nivel local?
Por un lado, ofrecemos formación. El CIAM (Centro Internacional de Animación Misionera), situado en Roma, ha sido confiado a la PUM. Allí organizamos cursos para obispos, rectores de seminarios, delegados diocesanos de misiones, etc. Porque sin formación misionera no se consigue nada. A escala internacional también hemos ofrecido la revista Omnis Terra, muy querida por los obispos de toda la Iglesia, así me lo han hecho llegar. Y por supuesto, la Agencia Fides, de la que soy director.
En cuanto a las Iglesias locales, las Direcciones Nacionales de OMP se preocupan por la formación de los servidores de la misión. Sin esta formación, existe el peligro de que las OMP se conviertan en mera estrategia para ganar fondos y distribuirlos, como si la evangelización fuera una ONG. ¡Y no es nada de eso!
Desde la PUM buscamos que la Misión esté presente en todos los momentos formativos de las diócesis. Por ejemplo, en los seminarios. Sería muy interesante que al menos una vez al año tuvieran un retiro para hablar de la Misión, algo irrenunciable en su futuro trabajo pastoral. Sería estupendo tener personas que puedan recorrerse las diócesis, hablar con los grupos parroquiales, y concienciar a todo el Pueblo de Dios a la necesidad de la evangelización.
Sin duda otro polo importante de acción es la información. Cuanto más conocemos, más nos podemos implicar.
Y para informar acerca de lo que sucede en los Territorios de Misión está la agencia Fides, ¿no es así?
Eso es. Cuando yo asumí la dirección de la agencia hace cinco años, era prácticamente una revista que trataba de todos los temas, especialmente de los que ocurría en el Vaticano, y no era utilizada por casi nadie. Yo rápido comprendí que la agencia Fides tenía que ser un órgano al servicio de las misiones, y de todo el mundo. ¡No al servicio del Vaticano! Por eso, hicimos un giro en la línea editorial: teníamos que ocuparnos de las zonas "calientes" del mundo, allí donde la dignidad de la persona y los derechos humanos eran violados constantemente en el silencio del resto de los medios. Sólo queremos mostrar qué es lo que está viviendo la Iglesia y las personas en esas zonas. No hacemos sociología, ni política; sólo contamos hechos.
Nuestros "corresponsales" están en el campo, donde las cosas suceden: son las Iglesias locales, lo obispos, los sacerdotes, la gente de las parroquias. Están en todos los sitios, y son los que conocen a fondo qué está pasando allí donde ellos viven. De hecho, llegamos donde otros medios no llegan. Las noticias siempre se verifican, y tenemos prudencia de no poner en peligro a nuestras fuentes al publicar lo que nos cuentan. Todas las noticias potencialmente peligrosas pasan por mi despacho antes de ser publicadas. La agencia Fides es voz de los que no tienen voz, de aquellos que no encuentran espacio en los intereses de los demás medios de comunicación. Hablamos de las periferias del mundo, de los ángulos más oscuros, de donde nadie tiene noticias.
Y este giro, ¿ha tenido sus frutos?
Si. Después de años de trabajo, nos hemos convertido en una autoridad en este campo de información. Hasta la BBC nos ha citado, y me ha invitado a visitar sus instalaciones. La agencia destapó el caso de Asia Bibí, aquella mujer condenada por blasfemia en Pakistán por ser católica, que ha tenido tantísimo eco internacional. En la actualidad trabajamos en ocho lenguas: español, francés, italiano, inglés, alemán, portugués, chino y árabe. Además hemos hecho un rediseño de nuestra web, que hace más accesibles y atractivas las noticias. Y todo, con muy pocos gastos, porque lo hemos trabajado nosotros mismos.
En la actualidad, ¿cuál es el foco de información más importante de la agencia?
Sin duda, la Iglesia perseguida es una prioridad en nuestra redacción. Hay miles de personas que están siendo perseguidas por su fe, y no aparece en los medios de comunicación. Las informaciones sobre Siria de estos medios es incompleta. Lo mismo sucede con Pakistán, Bangladesh, etc. Los medios de comunicación tienen intereses y por eso sus noticias están interesadas. Nosotros somos una agencia alternativa. Hace unos meses nos reunimos en Tirana 140 representantes de todas las confesiones cristianas para hablar sobre este tema. Muchos de ellos nos han felicitado por el trabajo de la agencia.
Por otro lado, antes del Domund solemos publicar un dossier estadístico sobre los Territorios de Misión, y una lista de los misioneros asesinados, que vamos apuntando a lo largo de todo el año.
Misioneros en la retaguardia
13.000 misioneros españoles en 140 países. Son la vanguardia de la Iglesia. Pero su trabajo no sería posible sin el trabajo silencioso y anónimo de cientos de trabajadores y voluntarios que desde las delegaciones de misiones en todas las diócesis españoles. Visitan colegios, hacen paquetes, recogen los donativos, preparan encuentros, forman a jóvenes para viajar a la misión... Y por supuesto, mantienen un contacto directo con los misioneros. Como cada año, estos colaboradores han participado en unas Jornadas de Formación organizadas por Obras Misionales Pontificias, que han tenido lugar en El Escorial los días 25 y 26 de marzo.
El tema de las Jornadas ha sido la Pontificia Unión Misional (PUM), que es sin duda alguna, la menos conocida de las Obras Misionales Pontificias (OMP). Considerada el alma de las otras tres, busca suscitar en los obispos, sacerdotes, religiosos  -y por extensión a las comunidades- la pasión por la Misión ad Gentes. A través de ponencias y testimonios, se ha puesto de manifiesto la necesidad de la formación para que los trabajadores y voluntarios no se conviertan en meros funcionarios, que pierdan de vista que su trabajo forma parte de la Misión universal de la Iglesia. Asimismo, se ha subrayado la necesidad de impulsar la animación misionera en todos los ámbitos de la vida de las parroquias y de la sociedad en general, especialmente a través de los medios de comunicación.
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Para más información: Paula Rivas Chéliz