El
Obispo de la Diócesis de Chimbote, Monseñor Ángel Francisco Simón Piorno emitió
un Mensaje a pocos días de celebrarse la Beatificación de los tres primeros
mártires del Perú, un gran acontecimiento para la Iglesia en nuestro país. A
continuación reproducimos su mensaje:
“Una
tierra que ha sido regada con sangre de mártires, está llamada a engendrar
nuevos cristianos de textura evangélica”. Estamos ad portas de un
acontecimiento eclesial sin precedentes: la beatificación de tres sacerdotes
mártires, que dieron su vida y fueron asesinados por odio a la fe.
Sus
figuras nos conmueven y nos alientan. Nos conmueven porque si no es fácil
entregar día a día nuestra vida en el surco de la existencia, es mucho más
difícil enfrentar la muerte con dignidad y valentía cuando ésta se nos presenta
cruenta, injusta y cruel.
La
mayor parte de los seres humanos no estamos preparados para un momento así.
Ellos en cambio sí lo estaban. Las pequeñas fidelidades de cada día los
prepararon para ese testimonio magnífico de fidelidad sin límite. Ellos
aguantaron en silencio y oraron como Jesús: Padre que pase este cáliz, pero que
no se haga mi voluntad, sino la tuya.
Podemos
intuir cómo latiría su corazón y cómo los asediaría el miedo; los dos eran
jóvenes y en su interior tuvo que emerger el legítimo instinto de vivir. Le
pasó a Jesús y sin duda les pasó a ellos.
La
Iglesia, aun reconociendo el carisma martirial, no puede sino presentar su
heroicidad. Ellos son un monumento testimonial de amor a Cristo y a su Iglesia.
Por este motivo, nos los propone como modelos que han de animar la vida
diocesana. Una tierra que ha sido regada con sangre de mártires, está llamada a
engendrar nuevos cristianos de textura evangélica.
Animo a
todos en este mes de espera, a poner de manifiesto lo mejor que llevamos
dentro. Tenemos que vencer la apatía y la indiferencia y nuestro corazón ha de
rendirse ante Cristo, cuyo rostro se esconde detrás de los pobres y marginados
y de todos aquellos cuya vida está marcada por la cruz de Cristo. Nuestros
mártires supieron descubrir este cuasi-sacramento en los hambrientos y
sedientos, en los enfermos y abandonados y en todos aquellos a los que les
falta lo necesario para vivir.
En el
logo de la beatificación hemos colocado esta expresión: Mártires de la fe y de
la caridad, testigos de la esperanza.
Mártires
de la fe, porque fue ésta la que les dio fortaleza para enfrentarse a la muerte
inminente y Mártires de la caridad, porque toda su vida fue una entrega a las
comunidades campesinas, sumidas en la pobreza y en la marginación. Por estos
motivos, se convierten no solo para nuestra Diócesis, sino para toda la Iglesia
del Perú, en Testigos de la esperanza”.
Publicado
en el Periodico Diocesano "Mar Adentro", noviembre del 2015 -
Diócesis de Chimbote.