El ex presidente uruguayo visitó al sumo pontífice y le pidió que "ayude a la causa de la integración latinoamericana", al tiempo que dejó abierta la posibilidad de mediar en el conflicto entre Chile y Bolivia por la salida al mar.
"Fue una reunión francamente afectuosa, donde nosotros planteamos nuestra preocupación por las dificultades que tienen los procesos de integración en América Latina", sintetizó Mujica en diálogo con Télam en la Santa Sede, tras el encuentro de 40 minutos en una de las aulas del Vaticano, del que también participó la esposa del ahora senador, Lucía Topolansky.
"Y esperamos que en alguna medida, con la importancia que tiene la Iglesia, el Papa pueda lograr alguna influencia, teniendo en cuenta que América Latina es el continente más católico que existe en el mundo", detalló Mujica.
El ex mandatario, de 80 años, explicó que "esta es una cuestión política, pero para nada partidaria. Es un poco a consecuencia de un mundo que se esta aglutinando en grandes unidades. Y en ese mundo pienso que los latinoamericanos, que llegamos tarde a la mesa internacional, para tener cierta posibilidad de negociación tenemos que estar juntos", agregó Mujica, que recibió de regalo de Francisco un reloj y un ejemplar de la Evangelii Gaudium.
"Atomizados somos una hoja al viento", reflexionó el ex mandatario sobre el proceso de integración.
"Tenemos una gran concordancia en estos temas con el Papa", comentó Mujica tras el encuentro, al que fue acompañado por el embajador uruguayo ante la Santa Sede, Daniel Ramada.
El ex mandatario uruguayo confirmó además que está en discusión la posibilidad de que se convierta, a pedido de un grupo de académicos latinoamericanos, en mediador en el conflicto por la salida al mar para Bolivia, aunque fue cauto.
"Te voy a decir como aquel inglés al que un día viernes de noche le avisaron que se le había prendido fuego la fabrica y dijo ´qué amargura me voy a agarrar el lunes´. A esa changa le tengo que ver un poco las patas a la sota y después veremos", sentenció.
Luego del encuentro con Francisco, en el que el Papa le bromeó sobre el mate que Mujica y Topolansky olvidaron, el ex mandatario uruguayo visitó la Academia de Ciencias Pontificias que dirige el argentino monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, donde participó de un almuerzo junto a embajadores latinoamericanos, entre ellos el argentino Eduardo Valdés.
"Vine a ver a estos amigos de este organismo dedicado a la ciencia que funciona en el Vaticano, que tiene a la cabeza también a un argentino, amigo del barrio, que habla nuestro lenguaje y con una causa noble por delante como es encontrar fórmulas de luchar con lo que pasa en América y en el mundo en cuanto al trabajo dependiente, la nueva versión de la esclavitud, y a todos los desafíos que supone la pobreza extrema en este mundo", explicó Mujica a Télam.
"Fue una reunión francamente afectuosa, donde nosotros planteamos nuestra preocupación por las dificultades que tienen los procesos de integración en América Latina", sintetizó Mujica en diálogo con Télam en la Santa Sede, tras el encuentro de 40 minutos en una de las aulas del Vaticano, del que también participó la esposa del ahora senador, Lucía Topolansky.
"Y esperamos que en alguna medida, con la importancia que tiene la Iglesia, el Papa pueda lograr alguna influencia, teniendo en cuenta que América Latina es el continente más católico que existe en el mundo", detalló Mujica.
El ex mandatario, de 80 años, explicó que "esta es una cuestión política, pero para nada partidaria. Es un poco a consecuencia de un mundo que se esta aglutinando en grandes unidades. Y en ese mundo pienso que los latinoamericanos, que llegamos tarde a la mesa internacional, para tener cierta posibilidad de negociación tenemos que estar juntos", agregó Mujica, que recibió de regalo de Francisco un reloj y un ejemplar de la Evangelii Gaudium.
"Atomizados somos una hoja al viento", reflexionó el ex mandatario sobre el proceso de integración.
"Tenemos una gran concordancia en estos temas con el Papa", comentó Mujica tras el encuentro, al que fue acompañado por el embajador uruguayo ante la Santa Sede, Daniel Ramada.
El ex mandatario uruguayo confirmó además que está en discusión la posibilidad de que se convierta, a pedido de un grupo de académicos latinoamericanos, en mediador en el conflicto por la salida al mar para Bolivia, aunque fue cauto.
"Te voy a decir como aquel inglés al que un día viernes de noche le avisaron que se le había prendido fuego la fabrica y dijo ´qué amargura me voy a agarrar el lunes´. A esa changa le tengo que ver un poco las patas a la sota y después veremos", sentenció.
Luego del encuentro con Francisco, en el que el Papa le bromeó sobre el mate que Mujica y Topolansky olvidaron, el ex mandatario uruguayo visitó la Academia de Ciencias Pontificias que dirige el argentino monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, donde participó de un almuerzo junto a embajadores latinoamericanos, entre ellos el argentino Eduardo Valdés.
"Vine a ver a estos amigos de este organismo dedicado a la ciencia que funciona en el Vaticano, que tiene a la cabeza también a un argentino, amigo del barrio, que habla nuestro lenguaje y con una causa noble por delante como es encontrar fórmulas de luchar con lo que pasa en América y en el mundo en cuanto al trabajo dependiente, la nueva versión de la esclavitud, y a todos los desafíos que supone la pobreza extrema en este mundo", explicó Mujica a Télam.